jueves
Hipertexto 3.0
En las primeras páginas Landow nos inicia magistralmente en los diferentes tipos de enlaces que podemos realizar y poco a poco nos lleva hacia la vereda didáctica centrándose en las posibilidades didácticas del hipertexto. Para ello se centra en diferentes experiencias en el uso de programas diseñados para la enseñanza de la literatura. Hay una forma muy reveladora de entenderlo y contraponerlo al texto tradicional. Mientras el texto es un mero instrumento de enseñanza, el hipertexto lo es, pero de aprendizaje ya que ““el hipertexto libera al texto literario del determinismo psicológicos, sociológico e histórico, abriéndolo a una gama aparentemente infinita de relaciones” (Landow,1995: 12). La factibilidad de asociar, unir, asociar elementos acaba con la separación de las materias, el aislamiento de los contenidos. Los alumnos aprenden a vincular, lo que trae como consecuencia que conocen mejor las aplicaciones y esencia del tema.
El papel del lector es fundamental porque crea su propio itinerario de relaciones y participa de un modo mucho más directo en su aprendizaje y son tres las características principales que define: la propia estructura que se va generando en red, la edición encadenada y un texto sin horizontes.
Otra de las nociones que toca es el concepto de autoría. Corren nuevos tiempos, soplan nuevos vientos que nos obligan a reconfigurar el mapa de nuestro concepto de autoría. Indudablemente el hipertexto nos guía, pero el hipertexto puede desorientarnos y hacer que el lector esté perdido. Por ello, Landow plantea la necesidad de una especie de manual de uso o retórica.
Los dos últimos capítulos se centran en las relaciones del hipertexto con la educación literaria y con la política. Casi nada. Nada poco. La narrativa tradicional pierde sus anclajes con el hipertexto, ya no estamos ante la idea lineal aristotélica de trama. Por decirlo de algún modo, saltan definitivamente por los aires las unidades de lugar, tiempo y espacio ya transgredidas en la época romántica. La estructura en cajas chinas se hace una realidad palpitante con el hipertexto
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