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Cultura de la convergencia. Jenkins II




En definitiva, hablamos de la necesidad de un gran cambio en el alfabetismo. Si el campo de la Educomunicación abre posiblidades inmenas de relacionar educación y comunicación el libro de Jenkins abre nuevos campos de explorarción para el mundo docente. Nos queda ahora deconstruir toda la realidad, porque sobre cimientos envejecidos, estructuras enmohecidas, pilares agrietados, ventanas rotas no se puede edificar algo nuevo. Se caerá. Desfragmentados no iremos a ninguna parte. Nada nuevo bajo el sol. Solo un nuevo mañana donde aunemos aprendizaje, comunicación, contexto político y culturas y donde consigamos “desarrollar la capacidad de los estudiantes para comunicarse y para participar en la práctica de la crítica, pero a través de estructuras pedagógicas y curriculares imbuidas de imaginación” (Snyder, 2004: 266).

Hemos pasado de la galaxia de Gutemberg a la galaxia de Mcluhan en palabras de Castells, vivimos un cambio de constelaciones en palabras de Kress. Avances imparables. Cambios constantes. Actualizaciones todos los días. La red es el alma mater de la comunicación en nuestros días, el seno de los cambios.
Todo cambia, cambiemos juntos porque inmersos en la ‘sociedad del conocimiento’ que se fragua en la ‘sociedad red’ debemos tener presente que “el conocimiento no es eterno, cerrado, inamovible, sino caduco, abierto, cambiante. El conocimiento es, siempre, un proceso en transformación continua donde la incertidumbre y la complejidad son dos de sus características principales” (Aparici y Osuna en Aparici, 2010: 316) y recordemos la que debemos construir al alumno como el mar hace con la playa: retirándose. Quizás porque Michel Montaigne tenía razón cuando dijo que “el alumno no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que hay que prender”.


Veamos un ejemplo de lo que podemos hacer.


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