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Cultura mainstream II

Se produce una lucha evidente entre EEUU y otras potencias por dominar la cultura del entretenimiento fraguada y sellada durante años por la marca estadounidense. Pensemos por ejemplos en Disney o en Hollywood. Se trata de la repetición de un esquema cultural monolítico seguido por el resto del planeta a pesar de los intentos por ejemplo de la cultura asiática (mención aparte merece el cine asiático, el gran ignorado del panorama cinematográfico con películas que realmente merecen la pena) o brasileña o en general, la cultura de América del Sur donde se encuentran algunas de las potencias emergentes.

Es paradójico observar que las diferentes culturas funcionan a nivel nacional pero se empapan de la culura maisntream, fenómeno directamente relacionado con la globalización, pero bajo las pautas de un país concreto. Hemos caído en el sistema preestablecido. Si vas al cine necesitas una Coca-Cola y una bolsa de palomitas gracias a la influencia de los multicines.

Disney, la cultura pop, Hollywood han diseñado una telaraña de influencia para resaltar la figura potente del país. Hay que llegar al capítulo VII del libro para encontrarse con un recorrido crítico de la situación a través de tres figuras femeninas. En concreto, Pauline Keal, Tina Brown y Oprah Winfrey. Sin embargo, podemos concluír que el fenómeno mainstream vive de la inmediatez del éxito de sus producciones y ello ligado a diferentes circunstancias económico-políticas donde el más fuerte hoy en día es el que domina la comunicación y la información. Volvemos pues a la vieja senda de las relaciones entre el relato y el poder.

De nuevo, nos vendemos historias sencillas, fáciles de digerir que no ofrecen resistencia para manejar nuestro consumo de manera hábil a la para que bajo la sombra de la inocencia.

Y a nivel cultural, ¿qué está ocurriendo? La industria China se resiste a la imposición del mercado holliwoodiense. India se muestra más receptiva y aboga por la mezcla de formatos y de culturas bajo la industria Bollywood y ven en ellos una posible arma para enfrentarse a la todopoderosa China. El caso de Japón es más interesante ya que intenta dominar la zona asiática a pequeña escala, es como el EEUU asiático en lo que se refiere al mercado cultural. SIn embargo, su potencial con Manga crece y se exporta día a día. Sin ir más lejos el Salón Manga que se celebra todos los años en Barcelona y que congrega a miles de personas, visitantes, curiosos, apasionados.

No sólo la cultura asiática busca su esplendor sino que también hay en el mundo árabe algunos buenos ejemplos. En definitiva, es una lucha de formatos, de intereses, de ilusiones que no está delimitada y en la que la red tiene aún mucho por determinar.

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