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Narrativa y poder II

Los relatos son parte de nuestra vida y su poder es innegable. ¿Los relatos mueven nuestro mundo? Tienen poder.

El poder reescribe la información y crea discursos enmarcados. La división de un mundo donde unos eran emisores y otros receptores favorecía el crecimiento de emisores poderosos y receptores empobrecidos. Es el momento de ligar la lectura de la palabra a la lectura de la imagen en un mundo en el que el poder tiene su parcela muy delimitada. ¿Qué tipo de modelo prefiere el poder? Tal vez un mundo de emisores y receptores, no un mundo de emisores, no comunidades de emisores que se retroalimenten de sus conocimientos porque ese avance comunicativo lleva implícita la pérdida de de poder, la pérdida del monopolio de la comunicación.

Los medios reproducen. Según García Matilla son muchos los eventos históricos de los últimos amosque evidencian la no existencia de “vínculos directos entre el progreso tecnológico y el progreso de la comunicación entre los pueblos”. Los medios “han reproducido de forma sistemática el discurso de poder”. En este proceso hay un punto de partida claro que ha de ser el de la deconstrucción. Los medios reconstruyen y vuelven a construír desde su óptica envenenada de poder la realidad. Al espectador, tal y como se concibe, le quedan dos cosas: jugar a su juego y creérselo y o bien jugar a su propio juego y jugar a la deconstrucción para llegar a la otra realidad, la realidad primigenia. No basta con entender la realidad, hay que transformar la realidad.

¿Qué ocurre con el poder y la comunicación? Que al poder le encanta dominar la comunicación y tiene miedo de los avances tecnológicos. Kress habla de que:
Los efectos del movimiento hacia la pantalla como principal medio de comunicación producirán cambios de largo alcance en relación con el poder y no sólo en la esfera de la comunicación. Allí donde amenacen con actuar cambios importantes que afecten a la distribución del poder, habrá una feroz resistencia por parte de quienes actualmente lo detentan, de tal modo que las predicciones sobre los potenciales y efectos democráticos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tendrán que verse a la luz de las inevitables luchas que se producirán en el futro sobre el acceso al poder. Ya está claro, tendrán las más amplias consecuencias imaginables a nivel político, económico, social, cultural, conceptual-cognitivo y epistemológico (2005: 2).

Dejarse arrastrar por la grandeza de la palabra poder puede llevarnos a un bucle de pesimismo y desolación, pero “donde quiera que haya poder hay también contrapoder” (Castells, 2012: 22). El contrapoder es la tribuna desde donde los ciudadanos podemos reclamar nuestros derechos, nuestros valores, nuestras necesidades, nuestros intereses. En otras palabras:
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han producido una situación tecnológica en la que todos pueden publicar para todos y, por medio de ese enorme cambio, han abolido la era de la comunicación de masas. Pero esta es una situación tecnológica que sólo existe “en principio” ya que si en el pasado había poder adscrito al control de los medios para la difusión de la información, ese poder todavía existe en la actualidad y no es probable que sea cedido fácilmente, sin enfrentamiento, por parte de quienes lo tienen ahora a quienes no lo tienes. En otras palabras, los potenciales de estas tecnologías implican un cambio social radica, una redistribución del poder semiótico, el poder de crear y difundir significados (Kress, 2005: 25).




BIBLIOGRAFÍA

CASTELLS, M. (2009): Comunicación y poder. Madrid. Alianza Editorial.
CASTELLS, M. (2012). Redes de indignación y esperanza. Madrid: Alianza.
GARCÍA MATILLA, A.: Educomunicación en el siglo XXI
KRESS, G. (2003): El alfabetismo en la era de los nuevos medios. Málaga. Aljibe.

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